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Vivir significa aprovechar todo cuanto te rodea, sentirse lleno de emociones, aprender, enseñar, recordar… Recordar momentos felices, momentos llenos de satisfacción. Mirar atrás y ver que te has convertido en quien querías ser. Mirar atrás y pensar que la vida te está tratando bien o, al menos, no peor de lo que te podría estar tratando.


Algunas cartas de amor que cada quien puede hacer suyas.

Tu eres el número:

Nicki

Me llamo Arleth y tengo 15 años, como cualquier adolescente, tengo problemas para “comunicarme” con mis padres; es decir, ellos no me entienden y yo no los entiendo. Cada mañana se toman la molestia de repetirme lo mismo: “Arleth arréglate más, mira que fodonga te vas a la escuela”, “Arleth organízate”, “Arleth, arleth ¡Arleth…!” Bla bla bla. Ensordezco y sólo veo a mi madre por el retrovisor mover los labios ¡Qué fastidio comenzar mis días así! ¡Nunca me escuchan! Una vez más me he quedado con las ganas de reprocharles su ausencia, su carente paternidad.

Llego a la escuela, saludo a la directora, que como todas las mañanas hace acto de presencia en el pórtico del colegio. Se dirige a mi sonriendo y comenta "amablemente"
-“Buenos días señorita Arleth, queeeee… bonita viene hoy”
¡Hipócrita! -pensé. Ni siquiera volteé para observar su expresión.
Me dirigí a mi salón de clases y al cruzar la puerta miré a mis compañeros listos con bolígrafo en mano y papel sobre el pupitre; mi asiento está junto al de Diane, se podría decir que somos ‘amigas’.
Comenzó la clase. La señora cabello -como solía llamarla-, comenzó hablando sobre la historia de México, muy interesante el tema, debo decir. De pronto alguien osa interrumpir, era la directora llamando a la puerta. Tras su larga falda estaba un chico cuyo aspecto era notablemente distinto.
-“Hola jóvenes, quiero informarles que Nicolás Fernández va a formar parte de su grupo de ahora en adelante, les pido que sean amables y lo integren al grupo”
De pronto la maestra cabello cambió de lugar a Diane para que Nicki se sentará junto a mí y le ayudara con los apuntes. Volteé a ver a mi nuevo compañero y gesticulé una sonrisa. Nicki era un chico que tenía labio leporino, este es un defecto facial donde el labio superior y el paladar no se desarrollan correctamente dentro del vientre. Al terminar las clases, la maestra me detuvo unos segundos para pedirme que le prestara mis apuntes a Nicki. Tomé el autobús escolar y justo una cuadra antes de mi casa veo que se baja Nicki. ¡No puedo creerlo, vive cerca de mí y jamás me había dado cuenta!
Llegando a mi casa, mi Nana ya tenía la comida hecha y la casa impecable, lo único que tengo que hacer es ‘portarme bien’, ‘comer bien’ y ‘hacer mis tareas’ tal cual como mis padres siempre atosigan. Ya eran las cuatro de la tarde y yo ya había terminado. Así que decidí ir a casa de Nicki para entregarle las libretas. Llamo a la puerta, toc, toc. Sale una moderna y amable mujer, su madre.
- Hola señora, me llamo Arleth y soy compañera de Nicki. La maestra me pidió que le prestara mis libretas a su hijo para que ya no se atrasara más.
- Qué amable de tu parte, pasa. ¡Nicki, hijo, baja por favor, vinieron a verte! Toma asiento Arleth.
- Gracias Señora. Hola Nicki, te traigo mis libretas.
- Wrolla. Grajeias Arjlet.
Sinceramente, no comprendí nada de lo que dijo. Tomé la decisión de irme lo más pronto posible. No fue porque no me cayera bien ni nada, sólo que no deseaba hacerlo sentir mal o algo parecido.
Ya son poco más de tres meses que Nicki y yo nos conocimos, ha sido un largo proceso de integración, del grupo con Nicki y él con nosotros. Le hemos ayudado a mejorar su pronunciación, su lenguaje corporal, su gesticulación facial etc. Él nos ha enseñado a entenderlo, que podemos aprender unos de otros, a tener paciencia y a unirnos como grupo.

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