Y sí te quedas, no espero
perfección ambivalente
y -mucho menos que menos
-,
palabras inútiles de amor eterno.
Te prometo en cambio,
construir cada día hasta donde
mis fuerzas alcancen,
sonrisas en nuestros rostros
causados por los momentos
juntos.
Buenos momentos, disfrutados
y placenteros.
Te prometo luchar por ti y
por mí, -tratar de hacer que
esto funcione. Apreciar cada
esfuerzo. Anhelar cuando estés
lejos de mí y disfrutar tú
presencia segundo a segundo.
Sí decides, te advierto
cariño mío, que no soy nada estable
y que mis deficiencias quizá
para ti sean muchas.
Aunque me cueste mucho amar,
quererte dependerá de
ti y de lo que te preocupes
por mí.
Cariño, no pretendo que seas
de mí exclusivo, ni mí
esclavo ni mí sirviente... contigo
pretendo que seamos compañeros
de ésta vida y los mejores amigos.
Antes de que decidas
quedarte o marcharte, sostén éste afecto
que te anticipo y ponlo en balanza, sopesa mí
propuesta contra tú soledad
y esperemos que tú elección
sea la correcta.