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Vivir significa aprovechar todo cuanto te rodea, sentirse lleno de emociones, aprender, enseñar, recordar… Recordar momentos felices, momentos llenos de satisfacción. Mirar atrás y ver que te has convertido en quien querías ser. Mirar atrás y pensar que la vida te está tratando bien o, al menos, no peor de lo que te podría estar tratando.


Algunas cartas de amor que cada quien puede hacer suyas.

Tu eres el número:

1996, En algún mes, algún día…

No soy de las personas que suelen recordar cosas con exactitud, cumpleaños o fechas aparentemente importantes. Tengo que hacer una excepción. Mi profesor de Literatura me pidió hacer un ensayo de "¿Cuándo supe que estaba viva?” (es todo un reto, debo decirlo), trabajo realizado como exploración del tópico literario a propósito del Tempus fugit, recurrente en la literatura universal.
Hay tres cosas en la vida que me pueden hacer llorar: 1. Cuando veo llorar a alguien más. 2.La frustración 3. Y recordar. Desde hace seis horas (exactamente) no he logrado poder obtener ni un mísero recuerdito, sólo son difusas imágenes. Por tal motivo recurrí a mis papás para que me ayudaran.
Le pregunté a mi papá qué edad tenía cuando me regaló el perrito de peluche que holgazanea en mi cama, fue vana la pregunta, había olvidado que de él heredé la memoria a corto plazo. Por eso decidí ir con mi mamá, ella se acuerda de todo, hasta el mínimo detalle.
Lo mejor de oírla recordar es que puedo regresar al pasado, cuando ella comienza a relatar, nada puede detenerla. Quizá lo que más me impacta es que, siempre que vuelvo, el recuerdo es diferente. Y sí el recuerdo es diferente uno acaba siéndolo también, porque ahí están las raíces y sí mis raíces cambian, también cambiará mi tronco.
Comenzó hablando sobre el momento en que nací, mi peso, qué tan pequeña era. “Eras una ternura”, comentó presionando mis mejillas. ¿Era? ¿¡O sea que ya no lo soy?! Como sea…
Antes de que mi madre se soltara en un mar de lágrimas, decidí platicarle los recuerdos que tenía y que ella me fuera diciendo el orden cronológico correcto. No funcionó, porque a pesar de ello, lloró un poco.
Íbamos imagen por
anahí imagen, hasta que recordamos el desagradable y amargo ayer. Todo tenía sentido.
Creo que olvidé mencionar esa parte, tuve una infancia un poco, digamos, triste. A los pocos meses de que nací, mi mamá repentinamente enfermó de LES, una enfermedad autoinmune crónica. Meses más tarde, la enfermedad avanzó a los riñones, volviéndola crónica (que es la primera etapa) y tiempo después, en terminal (última etapa). Los pacientes de LES, tienen síntomas, entre muchos otros, de bipolaridad.
Mientras mí mamá y yo platicábamos, vino a mí una imagen como flashback. Tenía un año (según dice ella) cuando ella le determinaron insuficiencia renal terminal, lo que conllevaba todos los síntomas, no sólo en ella, sino en toda la familia.
La bipolaridad no es controlable en el paciente, por lo tanto, la familia debe sobrellevar y comprenderlo. Pero, ¿cómo haces entender a una pequeña de un año y a otra de dos? ¿Cómo les enseñas que deben sobrellevar a su mamá?
Era 1996 vivíamos en Altavista, en un departamento de casas GEO que se encuentra al norte de Cuernavaca. Ahí es dónde obtengo mi primer recuerdo. Tenía un año. Dice Alex (mi mamá), que mi hermana y yo éramos inquietas y juguetonas, como cualquier personita en esa edad, claro. Ella ya presentaba síntomas de bipolaridad, convertía en algo difícil la comunicación y trato no sólo con mi papá, sino también hacía nosotras. Recuerdo que esa ocasión, estábamos llorando y mi mamá se desesperó de oírnos a las dos gritando y llorando. Ella nos pegó y jaloneó tan fuerte que sólo se empeoraron las cosas.
Recuerdo que mi hermana y yo pegábamos en la puerta gritando por mi papá, que viniera por nosotras y nos llevara con él a su trabajo. Recordar es duro y difícil. Mi mamá cree que es necesario pedirnos perdón. Yo no lo creo, nada fue intencional.
La ciencia médica le daba cinco años de vida nada más. Hoy tengo 20 años y mi mamá aún está con nosotras. Con los mismos síntomas, la misma enfermedad terminal, el LES apagado, pero no es ni está como antes. Las cosas han mejorado.

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