¿Por qué nos enamoramos más de la circunstancia que de la persona?
Es decir, a veces anhelamos más que haga esto o aquello por nosotras que por enamorarnos de los defectos y virtudes de él. Vivimos creyendo que tiene que hacer circo, maroma y teatro para que nos podamos enamorar. Y no digo que no use sus trucos seductores o que no haga méritos para conquistarnos, me refiero a lo opuesto, a que prefiramos "enamorarnos" de lo que haga. O simplemente te enamoras de su postura social o económica, de su familia, de su empleo, de su mente, del momento, de la ilusión con que aborda tus sentidos, pero no de su esencia.
Tendemos a etiquetar la "clase" de chicos que nos gustan como un acto egocentrista y ambicioso.
Y cuando deje de hacerlo o serlo, el encanto acabará.
¿Será que el amor en el siglo XXI se volvió audaz y egoísta? ¿Será que el individuo ha olvidado el sentido de amar? ¿O seré yo, será mi perspectiva hablante, escrita, pensada, mil veces pensada, será esta terrible filofobia?
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